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Reflexiones sobre la enfermedad de Ébola y su trascendencia fuera de África

Debo agradecer a periodistas como Luis Alfonso Gámez y Concha Lago, la posibilidad que me han brindado de compartir con sus lectores mis preocupaciones sobre la actual epidemia de Ébola. Soy profesor de Microbiología clínica e Infección con una experiencia investigadora que versa principalmente sobre enfermedades causadas por hongos microscópicos (micosis) y no por las causadas por virus (viriasis). Por lo tanto, mis respuestas no son las de un experto en ébola, son únicamente las opiniones de un microbiólogo que hace divulgación médica y científica. Imagino que alguno de los lectores de esta bitácora habréis leído los artículos en los periódicos que las han publicado (El Correo y Deia). Aquí os las transcribo y adjunto el enlace original a la entrevista publicada en Deia. En El Correo, hasta la fecha, no se ha publicado en su versión electrónica.

 

«La ignorancia y la desinformación son más peligrosas que el propio virus» Luis Alfonso Gámez (El Correo, 11 de octubre de 2014)

No hay razones para el pánico. Guillermo Quindós, catedrático de microbiología de la Universidad del PaísVasco (UPV/EHU), cree que el miedo al ébola que se ha empezado a dar en España es infundado y se debe al desconocimiento sobre la enfermedad y su propagación.

El científico hablará de ‘El temor en los tiempos del ébola’ el miércoles en La Alhóndiga, en Bilbao, en una charla organizada por la Cátedra de Cultura Científica de la UPV.

– ¿Hay peligro de que el ébola seconvierta en una epidemia en Occidente?

– No. Habrá más casos, pero una epidemia es muy improbable.

– ¿Por qué?

– Desde que en agosto la OMS emitió una alerta en la que dice que considera la posible expansión del ébola un problema planetario, se establecen medidas y protocolos para detectar a los posibles enfermos.

– ¿Por ejemplo?

– Una persona tiene que tener fiebre, cefalea, dolores musculares y articulares, vómitos, diarreas… y haber estado en contacto con un enfermo o en un país afectado para entrar dentro del grupo de riesgo.

– ¿El contagio es fácil?

– El ébola es difícil de contagiar. Lo que pasa es que hacen falta pocos virus para contagiarse. Una vez que estás en contacto con él, penetra fácilmente por lesiones de la piel y por las mucosas: la boca, los ojos… Pero para eso tienes que estar en contacto con enfermos o con sus secreciones: sangre, sudor, saliva, heces, vómitos…

– ¿Cuándo es más fácil contagiarse de un enfermo?

– En las primeras fases de la enfermedad el riesgo de contagio es menor que cuando el mal está más avanzado, porque el paciente libera menos virus. Cuando el enfermo está en las fases terminales o ya ha muerto, es mucho más peligroso. El gran problema en África es que en los funerales los allegados tocan mucho los cadáveres. Los abrazan, los besan… para despedirse. Lo más peligroso es tocar los cadáveres y manipular todo aquello con lo que el enfermo ha estado en contacto antes de morir.

– En la urbanización de Teresa Romero, sus vecinos tienen miedo a contagiarse en las zonas comunes por donde haya podido pasar la enferma. ¿Tiene sentido ese temor?

– El virus del ébola puede sobrevivir en el ambiente habitualmente unas pocas horas. Si hay sangre, vómitos o heces, puede durar hasta 96 horas. Pero, en una situación normal, el virus va a morir pronto y no va a permanecer en cualquier sitio. Más allá de la vivienda de esta mujer, la posibilidad de que se encuentre en la escalera, el ascensor y otros lugares es mínima.

– Tiene que haber restos de fluidos corporales, ¿no?

– Para que haya un riesgo alto de contagio, sí. Cuando no se da esa situación, el riesgo es prácticamente cero. La lejía o cualquier otro desinfectante doméstico mata el virus.

– Sin embargo, en Alcorcón hay gente que se niega a coger el autobús y a ir al hospital donde está ingresada la enferma.

– La ignorancia y la desinformación son más peligrosas que el virus del ébola. Si no sabemos realmente cómo se transmite –y sólo es por contacto– ni cuánto dura al aire libre sin sangre, heces o vómitos, es fácil que del temor se pase al pánico. Las probabilidades de que alguien que vaya en el autobús se contagie son mínimas, salvo que vaya con un enfermo al lado y le tosa o le vomite encima. La legionela ha matado en las últimas semanas en España a diez personas, más gente que el ébola.

– Pero a lo que tenemos miedo es al ébola.

– Porque lo desconocemos y porque la mortalidad es muy alta. Es verdad, en África ha habido brotes con un 90% de mortalidad, pero también otros con un 50% o menos. Hay que tener mucho cuidado con cómo se da la información.

– ¿Así que podemos estar tranquilos?

– Sí, yo creo que sí. Tenemos que estar un poco más alerta que cuando no hay ningún tipo de epidemia, pero lo que hay que hacer es preocuparse más por lo que está ocurriendo en África. Aunque sea interesadamente, tenemos que ser solidarios e invertir en la lucha contra la enfermedad allí.

 

«El ébola es como un incendio, si no se apaga a tiempo puede provocar nuevos focos» Concha Lago (Deia, 19 de Octubre de 2014)

La catastrófica dimensión que ha alcanzado la actual epidemia de ébola obliga a este profesor vasco de Microbiología clínica e Infección, y divulgador científico a prodigarse por numerosos foros para poner luz sobre esta cuestión.

Esta semana ha habido seis ingresos por sospecha de ébola. ¿Estamos asistiendo a una crisis fuera de control?

– Bueno, ya sabemos que esta hipótesis está prácticamente descartada a falta de la segunda prueba de detección del virus. La hospitalización de estas personas se ha realizado para seguir el protocolo de alerta que pretende evitar que se produzcan nuevos casos en España. De los cuatro enfermos en estudio, el que inicialmente tenía más posibilidades de haber enfermado era el cooperante de Cruz Roja que había estado atendiendo a enfermos con ébola en África. Si alguno de estos enfermos padeciera ébola, no podríamos hablar de un brote incontrolado, sino de casos aislados y se procedería a su tratamiento en aislamiento y con las medidas de seguridad pertinentes.

¿Cuál es el mayor peligro?

– El mayor peligro sigue siendo la progresión de los dos focos de la enfermedad en África. Estos focos podemos compararlos con incendios, sino se apagan a tiempo, las pavesas y las llamas pueden provocar nuevos focos. De los 1.000 millones de dólares que ha solicitado la Organización Mundial de la Salud para poder apagar esta epidemia, los diferentes gobiernos han aportado poco más del 25%. Si se sigue actuando con esta racanería, el problema se puede desbordar de una manera muy preocupante.

La medida de la UE de obligar a los pasajeros de vuelos sospechosos de informar sobre su paradero ¿se debería haber hecho antes?

– Creo que todas las medidas conducentes a eliminar los posibles riesgos de diseminación de la enfermedad de ébola que se han puesto en práctica son adecuadas. La gran mayoría de estos viajeros no van a padecer ébola pero saber dónde van a estar es la mejor manera de evitar riesgos en una situación de alarma internacional como la actual.

¿Se han corrido demasiados riesgos con las repatriaciones de enfermos?

– Son acciones que suponen un riesgo importante si no se cuentan con las personas y las infraestructuras adecuadas para el cuidado seguro de los repatriados. Sin embargo, creo que es un deber ético repatriar a los voluntarios de un país que están ayudando a controlar los problemas sanitarios de interés mundial, como es este caso. La pregunta de fondo que nos deberíamos hacer es si después de los grandes recortes que ha sufrido la sanidad española, y el hospital Carlos III ha sido una de las víctimas más castigada por estos recortes, estábamos preparados para atender adecuadamente a estos enfermos terminales.

¿Por qué está siendo tan difícil controlar la expansión del virus?

– En esta ocasión, el brote de ébola se ha producido en una zona de África más poblada, con una miseria extrema. Entre muchas personas se ha extendido la creencia de que la enfermedad no la causa un virus, sino que es una maldición o un castigo, con lo que no han acudido a los pocos centros sanitarios donde podían haberles atendido. Por otra parte, los enfermos y sus familias son estigmatizados por la sociedad y la mayoría intentan que no se sepa que están enfermos. Además, los funerales tradicionales incluyen que las mujeres de la familia de los fallecidos laven y unjan los cadáveres y que se produzcan manifestaciones de sentimientos entre los que acuden a los funerales que incluyen un contacto con el cuerpo del fallecido. Esto ha ocasionado nuevos contagios.

¿Cree que los protocolos han sido demasiado laxos, que los trajes de protección eran vulnerables?

– Los protocolos son mejorables y la revisión de los mismos realizada la semana pasada ha subsanado algunas lagunas existentes. No tengo información suficiente para decir si los trajes reunían las condiciones necesarias pero la industria que los fabrica cumple de manera estricta los estándares exigidos y es poco probable que estos trajes sean vulnerables. La forma de ponérselos y quitárselos requiere entrenamiento y práctica. Donde sí que parece que hay una situación que no es completamente satisfactoria es con el espacio de la esclusa donde el personal sanitario se pone y quita los trajes. Un espacio más amplio para estos cambios sería muy conveniente. La investigación sobre la causa del contagio nos permitirá aclarar los hechos.

¿Por qué se dijo que en un país con un sistema sanitario avanzado los contagios no eran previsibles?

– Los gobernantes tienden a transmitir mensajes excesivamente paternalistas para tranquilizarnos. Y los mensajes iniciales fueron desafortunados. Cuando los expertos han empezado a explicarnos la situación con datos y no con deseos, los ciudadanos nos hemos dado cuenta de la realidad. La realidad es que hay motivos para estar vigilantes mientras la comunidad internacional no sea capaz de frenar la epidemia en África. Mientras no se solucione allí, el resto de las medidas locales pueden ser adecuadas pero es imposible encerrarse en una fortaleza inexpugnable. Las fronteras no existen para los virus y tampoco para el ébola. Ningún país puede quedarse al margen de la solución de la epidemia en África porque no es un problema de los africanos, es un problema de toda nuestra especie.

¿Por qué no hay vacuna contra el ébola a pesar de que la enfermedad tiene casi cuarenta años?

– La mayoría de las vacunas son desarrolladas por empresas farmacéuticas privadas o por consorcios entre empresas públicas y privadas. El desarrollo de una vacuna contra el ébola no se ha considerado prioritario porque el número de enfermos hasta ahora ha sido muy bajo, y la gran mayoría de estos con muy pocos recursos económicos. En estos momentos hay dos vacunas que han dado resultados muy positivos en primates.

¿En qué momento se encuentran?

– Hay varios gobiernos que están invirtiendo en que se desarrollen estas vacunas. Una de ellas está en la fase I de su estudio clínico y se estima que se empezará a vacunar, en África entre enero y marzo de 2015, a las personas con mayor riesgo de contraer la enfermedad, es decir, a las personas que atienden a los enfermos, tanto personal sanitario como familiares y allegados de los que padecen ébola.

Si como nos dicen los especialistas el contagio del virus es difícil. ¿A qué atribuye esta ola de casos?

– El contagio es por contacto con las personas o animales enfermos o fallecidos a causa del ébola y también por contacto con sus secreciones (saliva, mocos, vómitos, heces, sangre, etc.) o con aquellos objetos contaminados por estos. La carga viral es muy alta en las últimas fases de la enfermedad de las personas que no se curan, en los cadáveres y en los objetos contaminados en estas circunstancias. Por este motivo es necesario que las personas que atienden a los enfermos, manipulen las ropas de cama o la ropa de estos o se encarguen del entierro de los fallecidos extremen las precauciones. Además los entierros deben realizarse de forma segura y es recomendable la incineración.

Parece que en esta epidemia todo nos ha pillado por sorpresa.

– Como comenta la doctora Margaret Chan, directora de la OMS, tenemos los conocimientos necesarios para controlar esta epidemia aunque hasta el momento no haya un tratamiento específico contra el virus. Para conseguir este objetivo es necesaria la implicación real de personal sanitario preparado que disponga de todo lo necesario para atender adecuadamente a los enfermos y a las personas con un riesgo mayor de contagio, por lo que es necesaria una importante contribución económica por parte de todos los países. Si tenemos en cuenta, la cantidad solicitada por la Organización Mundial de la Salud, 1.000 millones de dólares, el desembolso económico que deberían realizar las naciones es muy pequeño.

 

Enlaces sobre el Ébola que podrían ser de vuestro interés:

Entrevista de Eva Caballero en “La Mecánica del Caracol” de Radio Euskadi sobre la conferencia “El temor en los tiempos del Ébola”

Charla en el Auditorio de La Alhóndiga, Bilbao, 15 de octubre de 2014: El temor en los tiempos del Ébola [youtube]http://youtu.be/PEQpIMcRVFA[/youtube]

Enfermedad de Ébola (OMS)
Aspectos éticos del tratamiento de la Enfermedad de Ébola (SINC)
Mitos sobre el Ébola
Homeopatía y Ébola
Vacuna experimental contra el virus de Ébola

Otros videos

Ébola: asesinos microscópicos

El virus Ébola

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