El término “Destino Turístico Inteligente” (DTI) fue introducido en 2012 por la Secretaría de Estado de Comercio y Turismo, a través de la Sociedad Mercantil Estatal para la Gestión de la Innovación y las Tecnologías Turísticas (SEGITTUR). Lucía Mediano, profesora de la UPV/EHU en el área de marketing, nos explica en las siguientes líneas en qué consiste este proyecto, pionero a nivel internacional, y eje de actuación de muchos destinos que buscan consolidar su posición y diferenciarse en un mercado maduro y fuertemente competitivo.
Un DTI, según SEGITTUR, es “un espacio turístico innovador, accesible para todos, consolidado sobre una infraestructura tecnológica de vanguardia que garantiza el desarrollo sostenible del territorio, facilita la interacción e integración del visitante con el entorno e incrementa la calidad de su experiencia en el destino y la calidad de vida de los residentes”.
La conversión de un destino en un DTI supone un proceso de cambio articulado en cinco ejes:
- Tecnología: Es el eje central sobre el que pivotan todas las actuaciones, y que permite desarrollar modelos turísticos sostenibles, accesibles e innovadores para satisfacer a turistas ávidos de experiencias. La tecnología aplicada al destino permite, entre otras cosas, conocer mejor al turista, segmentar de forma más precisa el mercado, gestionar eficientemente los recursos, personalizar la oferta o enriquecer la experiencia del visitante, a través de inteligencia artificial, gamificación, apps turísticas, Big Data, sistemas de geolocalización, etc.
- Innovación en ámbitos no únicamente relacionados con la tecnología como innovación en productos, en procesos, en comercialización…
- Accesibilidad física y digital. Los destinos deben transformarse en entornos adaptados a todas las personas, lo que repercutirá en su imagen y posicionamiento.
- Sostenibilidad medioambiental, económica y cultural. Se busca preservar el patrimonio y poner en valor actividades económicas generadoras de empleo y diferenciación, así como buscar la interacción cultural entre visitantes y residentes. Todo ello, en la línea de los ODS en la actividad turística.
- Gobernanza: Elemento vertebrador de todo el proceso, al promover la participación de actores públicos y privados en el gobierno y en la toma de decisiones en los destinos.
La metodología para conseguir ser reconocido como DTI consta de dos ciclos:
- Diagnóstico y Planificación, que comprende tres fases: incorporación, diagnóstico (valora la situación de cada destino a través de indicadores para los cinco ejes y determina el plan de acción para la conversión en DTI) y estrategia y planificación (establece el proceso de ejecución de las acciones que integran el plan de acción).
- Ejecución y Seguimiento: Puesta en marcha efectiva del plan de acción y seguimiento y renovación de la distinción conseguida.
El distintivo de DTI es otorgado a aquellos destinos que alcanzan un grado de cumplimiento mínimo del 80% en los requisitos establecidos y cada dos años se realiza una nueva valoración para verificar que el destino sigue trabajando en todos los ejes, buscando una mejora continua de la calidad en su oferta turística.
Actualmente, hay más de 60 destinos involucrados en este proyecto. A nivel nacional, han logrado ser DTI: Benidorm, Gijón, Málaga, la Isla de Tenerife y Santander.
En los 10 años que lleva en marcha este proyecto los destinos han logrado avances importantes con beneficios no sólo para los turistas, sino también para los residentes, las empresas y los propios gestores del destino.
Es, por tanto, un proceso en el que se debe seguir avanzando y cuya comunicación es fundamental para que turistas y residentes sean partícipes del esfuerzo realizado por el destino para ser más competitivo y ofrecer valores diferenciales únicos. Porque no se trata sólo de una certificación, es toda una declaración de intenciones de lo que cada destino quiere ser.
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