Observamos, cada vez con mayor asombro, cómo desaparecen los contenidos de Economía de la Empresa en el currículo del alumnado de la ESO. Entendemos que todas las materias tienen su importancia y no somos quiénes para enjuiciarlas, no obstante, hay algunas que son básicas para desenvolvernos en una sociedad como la nuestra, especialmente en momentos delicados como los actuales. Así opina el miembro del Enpresa Institutua Iñaki Periáñez Cañadillas que, a su vez, es vocal de la Junta General del Colegio Vasco de Economistas y Vicepresidente del Registro de Economistas Docentes e Investigadores (REDI – CGCEE) que ha tenido la amabilidad de compartir sus reflexiones sobre esta situación.
Si hay algo que caracteriza la realidad actual es la preminencia de la faceta económica en todos los ámbitos de la sociedad y, consecuente y necesariamente, de la educación de nuestras hijas e hijos como futuras y futuros y responsables de la toma de decisiones económicas. Por ello, debemos asegurarnos que, sea cual sea el ámbito formativo que desarrollen, tengan en cuenta los aspectos económicos de su vida personal y profesional para, de esta forma, conseguir que dichas decisiones repercutan positivamente, o por lo menos no negativamente en el conjunto de esta sociedad del bienestar que tanto nos enorgullece y que debemos mantener e incentivar por el bien común en clave de sostenibilidad, equidad y responsabilidad, señas de identidad de esta sociedad que estamos construyendo.
Es por esto que el Colegio Vasco de Economistas y el Consejo General de Colegios de Economistas de España, a través de su órgano especializado en educación – REDI-CGCEE – defienden la incorporación de la formación económica en la educación secundaria obligatoria, con la finalidad de cultivar el razonamiento económico, con objeto de que la ciudadanía pueda tomar decisiones que no hipotequen sus vidas. Actualmente, una de las mayores preocupaciones de la ciudadanía y las Administraciones es el alto porcentaje de desempleo, especialmente el que afecta a los jóvenes. El rol del sistema educativo cobra especial relevancia a la hora de combatir con éxito este problema, por lo que urge buscar soluciones efectivas y ponerlas en marcha cuanto antes. Además, las vertientes del emprendimiento, autoempleo y autónomos constituyen nichos de empleo y son referencias ineludibles en sociedades avanzadas.
En España se ha llevado a cabo varias reformas educativas en las cuatro últimas décadas, siguiendo el ejemplo de otros países del entorno, pero el sistema actual es susceptible de mejoras y sin embargo no deja de sorprendernos que, en lugar de asentar los conceptos económicos en la formación, asistimos a una reducción de los mismos.
A lo largo de nuestras vidas la mayoría de las personas tendremos que conocer conceptos económico financieros que son ineludibles, por ejemplo, el concepto de la inflación, tendremos que pedir un préstamo y no entenderemos a la persona de la entidad financiera que nos habla del TAE, del tipo de interés nominal, etc. Desafortunadamente sigue aún vigente el comentario que hacia el profesor José Luis Sampedro sobre la conveniencia de generalizar la formación básica en economía: “Es un hecho que el bachiller o el alumnado de enseñanza media o preuniversitaria sale de las aulas conociendo, por ejemplo, lo que es la calcopirita, pero sin haber recibido la menor información sobre lo que es un banco. A pesar de que indudablemente (sin la menor intención de menospreciar a la calcopirita) es casi seguro que el flamante bachiller habrá de recurrir a algún banco durante su vida, siendo, en cambio, poco probable que le afecte algo relacionado con la calcopirita. Y hasta me atrevo a añadir que, de afectarle, puede que sea únicamente por motivos económicos en la mayoría de los casos”.
Una mayor educación económica financiera desde la ESO sería beneficioso para la ciudadanía, mejorando el conocimiento de la realidad a la que se enfrenta, y al conjunto del país, por la modernización de su sistema educativo y el aumento de la competitividad que lleva aparejado, al situarse al nivel de los primeros países de Europa.
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