Una reciente investigación sobre una muestra representativa de 500 participantes españoles, analizó las percepciones de la ciudadanía respecto a la vacuna.
Los resultados del estudio revelan que la influencia positiva de la confianza en las instituciones en la intención de vacunación es indirecta, dado que la confianza se traduce en seguridad percibida, lo cual redunda en una actitud positiva respecto a la vacuna. Es esta actitud positiva, precedida por la seguridad percibida, la que finalmente predice la intención de vacunación.
Cabe destacar que es más probable que la percepción positiva de la vacuna refuerce la intención de vacunación si el individuo tiene una personalidad colectivista; esto significa que, si la persona posee valores que enfaticen la dependencia de los individuos respecto a sus grupos de referencia o de pertenencia, el vínculo entre una actitud positiva y disposición de vacunarse se ve fortalecido.
De este estudio, recientemente publicado en la revista Health Communication, se desprenden implicaciones prácticas relevantes para las autoridades sanitarias y responsables políticos a la hora de elaborar las estrategias de comunicación sanitaria, incluso más allá del COVID-19.
En primer lugar, la ciudadanía difícilmente podrá mostrarse comprometida con la campaña de vacunación si el gobierno no refuerza la confianza de las autoridades sanitarias. Esto puede lograrse con una comunicación más personalizada y basada en la ciencia, con datos transparentes y accesibles.
Una vez reforzada la confianza, el siguiente eslabón consiste en resaltar la seguridad de la vacuna, resultando esta percepción una pieza crucial para que la confianza depositada por la ciudadanía en las autoridades sanitarias genere actitudes positivas respecto a la vacunación. A pesar de que la seguridad percibida es importante, esta no puede generarse de cualquier forma bombardeando a la ciudadanía con evidencia científica: Las preocupaciones y emociones negativas respecto a la seguridad de la vacuna deben de ser escuchadas, y las autoridades sanitarias deben entenderlas para diseñar estrategias de comunicación que disipen esas preocupaciones generando confianza. De nuevo, la confianza en las instituciones resulta ser el primer paso hacia la vacunación.
Finalmente, los aprendizajes de este estudio corroboran la estrategia de comunicación que muchos países están siguiendo para animar a la ciudadanía a vacunarse contra el COVID-19: Enmarcar la vacunación como una decisión con impacto social (a través de la inmunidad de grupo, o proteger a grupos de riesgo), mensajes que aluden a la personalidad colectivista de las personas, la cual ha demostrado ser un determinante importante que refuerza la decisión de vacunarse.
Par más información sobre este estudio realizado por los investigadores del Enpresa Institutua: Vanessa Apaolaza y Patrick Hartmann, junto con el profesor Mario Paredes, de la universidad del Rosario (Colombia) y el doctorando Aitor Marcos de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, se puede acceder al artículo publicado:
Paredes, M. R., Apaolaza, V., Marcos, A., & Hartmann, P. (2021). Predicting COVID-19 Vaccination Intention: The Roles of Institutional Trust, Perceived Vaccine Safety, and Interdependent Self-Construal. Health Communication, 1-12.
Muy interesante. Trabajo temas de investigación relacionados con el comportamiento de las personas, y cada vez tengo más claro la importancia de características individuales como la personalidad colectivista. Enhorabuena a los autores.
Muchas gracias Laura por tus palabras. Efectivamente, las características individuales y la personalidad colectivista en este, como en tantos temas, es clave. Un placer vernos también en este foro!