En un contexto como el actual, caracterizado por cambios rápidos y frecuentes, disponer de una estrategia bien centrada y compartida entre las personas y equipos de una organización se ha convertido en un aspecto de máxima importancia para las empresas. Los entornos convulsos demandan elementos que proporcionen estabilidad, vinculados a la toma de decisiones sobre la identidad, el propósito, los objetivos y líneas de actuación prioritarias. En suma, demandan estrategia.
En situaciones como la generada por la Covid-19 se demuestra que las organizaciones que contaban con una estrategia robusta han sido capaces de adoptar medidas ágiles para hacer frente a un acontecimiento inesperado. La flexibilidad en la operativa se sustenta en la solidez de la estrategia; de otro modo, las empresas pierden el rumbo y se vuelven ineficientes y descoordinadas.
Entre las tendencias del contexto actual destaca la demanda a las empresas de cumplir su función social y generar un valor social que pueda distribuirse entre los diferentes stakeholders. Surge la necesidad de integrar este valor en la gestión estratégica toda vez que es la estrategia la que orienta la organización a la generación de valor. Este es el tema central de la investigación de un equipo formado por José Luis Retolaza, profesor de la DBS, Leire San-Jose (www.ehu.eus/ecri), profesora de la UPV/EHU, y Alfonso Echanove, consultor de LKS Next y doctorado de la UPV/EHU. Este último presentó los avances de la investigación el pasado 27 de noviembre en el marco del programa de Comunidades de práctica investigadora del Enpresa Institutua – Instituto de Economía Aplicada a la Empresa.
Se comenzó repasando la influencia sobre las formas de gestión que han tenido las diferentes olas de pensamiento estratégico desde los años 60 hasta la actualidad. A partir de esta reflexión se pasó a la presentación de los resultados de un análisis del comportamiento de diferentes grupos de empresas en la gestión del valor social a lo largo del ciclo de dirección estratégica. Se concluye que la declaración de una intención y la adhesión a unos principios no son aspectos suficientes para generar el valor social al que muchas empresas aspiran y que, a lo largo de todo el ciclo, existen gaps importantes que pueden incluso cuestionar la coherencia estratégica de algunas organizaciones.
A fin de que exista una integración efectiva del valor social en la estrategia se han identificado varios requisitos; entre ellos, la necesidad de información útil, creíble y veraz. Entre las diferentes aproximaciones a la identificación del valor social generado por las organizaciones ha emergido en los últimos años el modelo poliédrico de contabilidad social. Recientes estudios basados en aplicaciones prácticas concluyen que es un modelo adecuado para identificar y comunicar el valor social generado.
El modelo presenta características que apuntan a su idoneidad como fuente de información para la gestión estratégica. Entre ellas, su uso sistemático, que permite el análisis de la evolución en el tiempo del valor social generado; la expresión del valor en unidades monetarias, lo que facilita su comprensión; su perspectiva multistakeholder, que posibilita analizar el equilibrio en la distribución de valor y, finalmente, el carácter integral, al incluir tanto el valor de transacciones de mercado como de no mercado, lo que se alinea con la necesidad estratégica de considerar la organización como un sistema en su globalidad y subraya la aportación social del conjunto, superando así posiciones que ubican lo social en áreas estancas de la empresa.
A partir de aquí, la principal contribución de esta investigación, por lo tanto, será la generación de un modelo que facilite la integración del valor social en la estrategia. Se dará así un paso más hacia una gestión de la empresa más orientada al conjunto de la Sociedad.
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