“Crisis financiera española: ¿demasiado crédito, baja capitalización o mal gobierno corporativo?”,
la reflexión académica elaborada por el Dr.Patxi Ibáñez, Dr. Miguel Ángel Peña y Dr.Andrés Araujo, ha obtenido el Premio FESIDE a la mejor investigación en Finanzas.
¿Por qué quiebran los bancos? Después de cada crisis los clientes bancarios, inversores y contribuyentes se plantean esta cuestión. Sin embargo, los gestores de las entidades financieras, los reguladores, los supervisores, los políticos o las agencias de calificación ofrecen respuestas donde no asumen responsabilidades. Lo que impide hacer un diagnóstico correcto de las causas de la crisis.
¿Cuáles han sido las principales causas de la crisis financiera española? Los autores se han centrado en analizar dos problemas ya reconocidos:la prociclicidad crediticia y los conflictos en el gobierno corporativo de las entidades financieras.
Ibáñez, Peña y Araujo analizan de manera combinada los datos económico-financieros de la población de entidades de depósito españolas para el periodo 2002-2013 y la información sobre las características biográficas de los presidentes bancarios, para evaluar el nivel de dependencia política de las mismas.
Los resultados constatan que en un contexto de rápido crecimiento crediticio (2002-2007), las entidades financieras gestionadas con criterios políticos, atravesaron graves problemas de solvencia (2008-2013) y tuvieron que ser rescatadas con dinero público.
A raíz de la crisis se incrementaron los requerimientos de capital a las entidades financieras (Basilea III), aunque no parece que el nivel de capitalización de las entidades, previo a la crisis, haya influido en su desempeño posterior.
Otras variables de control tampoco fueron relevantes para explicar el desempeño de la entidad (forma jurídica, tamaño, titulización, liquidez antes de la crisis,…). Es importante destacar que la estructura de propiedad (banco o caja de ahorros) no es una variable significativa. En definitiva, con los resultados de esta reflexión académica en la mano, que una entidad finalmente sea rescatada es consecuencia de una gestión políticamente motivada, en un contexto de excesivo crecimiento crediticio.
Durante más de un siglo el modelo de las cajas de ahorros y su obra social ha sido exitoso pero, a medida que la economía española se ha desarrollado, la función social de dichas entidades ha decaído. Además, en los años previos a la crisis muchas cajas se convirtieron en un instrumento de poder para los estamentos políticos correspondientes. Por ello, las cajas de ahorros a día de hoy prácticamente handesaparecido.
En la actualidad, en muchos países subsiste un modelo financiero en el que predominan los bancos propiedad del Estado. En este sentido, a modo de ejemplo, cabe citar países como Alemania, Brasil, China, India, Indonesia, Thailandia, Turquia o Rusia en los que la banca pública es muy significativa. A la vista de la experiencia española sería conveniente establecer una serie de medidas que garanticen la estabilidad de dichas entidades.
Así, se debería reforzar la supervisión de las entidades públicas de manera independiente a posibles presiones políticas. Por otro lado, se podrían incorporar en los órganos de gobierno de las entidades públicas a profesionales destacados del sector privado y/o representantes de los organismos supervisores. Las estructuras de compensación deberían estar alineadas con la estabilidad de la entidad a largo plazo. En última instancia se podrían exigir dotaciones específicas en el caso de los grandes riesgos que se asuman siguiendo criterios políticos.
Por último, cabe destacar que el trabajo premiado en el marco del XXXI AEDEM Anual Meeting, ha mejorado gracias a los comentarios y sugerencias de diversos expertos como Jens Hagendorff de la Universidad de Cardiff, Eleuterio Vallelado de la Universidad de Valladolid, Eliseo Navarro de la Universidad de Alcalá de Henares, Myriam García de la Universidad de Cantabria y Marta Ramos, del Banco Central Europeo.
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