Día tras día se acumulan las evidencias acerca de un cambio climático que nos amenaza como especie. También parece cada vez más evidente que el origen de este cambio podemos ser nosotros mismos, nuestras emisiones de CO2 y nuestra política suicida de consumo. ¿Qué podemos hacer al respecto?
En términos generales, sólo se dan a conocer medidas preventivas pasivas, tales como disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. A pesar de que los tratados internacionales son bastante discretos a este respecto, la mayoría de los países infringen impunemente las medidas propuestas. Estudios recientes señalan que, aunque cumpliéramos a rajatabla el contenido de estos convenios, ya no conseguiríamos frenar el aumento de la temperatura y toda la cascada de efectos que esto desencadenaría.
¿Es posible tomar una actitud más proactiva? Lo cierto es que sí, al menos sobre el papel podríamos tomar medidas para influir sobre el clima en el sentido deseado. Es lo que se ha dado en llamar geoingeniería, como comentaba en un post reciente en el blog Mapping Ignorance. Dentro de la geoingeniería, una interesante propuesta ofrece controlar la cantidad de radiación solar que se queda en nuestra atmósfera, ya sea colocando espejos en órbita que disminuyan la constante solar, o bien aumentando la reflectividad de nuestro planeta aumentando su cobertura nubosa. Dichos métodos tendrían efectos diferentes sobre la meteorología local en distintos lugares del globo y por lo tanto deben ser analizados en detalle antes si quiera de pensar en su uso.
Hoy por hoy, este control climático se encuentra aún encerrado en los ordenadores, en los modelos numéricos que predicen nuestro clima y que pueden realizar experimentos imaginarios sobre el efecto que estas medidas tendrían. De momento, nos indican también una amenaza de la geoingeniería: el cese de cualquier intento de rebajar la temperatura media global podría tener un efecto rebote de mayor alcance que el problema que deseamos evitar. Sin duda debemos ser muy cuidadosos a lo hora de experimentar con nuestro propio hogar, pero quizá no esté tan lejos el momento en que debamos plantearnos la decisión seriamente.
[Leer la entrada completa en Mapping Ignorance]
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