CLAVES DEL TÍTULO
Vivimos en un mundo cada vez más contaminado. Entre todos los contaminantes de interés emergente, los fármacos son sin duda los que suscitan una mayor preocupación. Se han documentado consecuencias desastrosas derivadas de su presencia en el medioambiente, como son la práctica desaparición de determinadas especies de buitre provocadas por el antinflamatorio diclofenaco, la aparición de bacterias multi-resistentes por la presencia de antibióticos, o el colapso de poblaciones enteras de peces por la feminización inducida por estrógenos.
Los fármacos, tanto los de uso humano como veterinario, llegan a nuestros ríos, estuarios, mares y se acumulan a lo largo de la cadena trófica, de forma que animales salvajes sufren concentraciones plasmáticas superiores a las obtenidas en su uso terapéutico.
A pesar de ello, creemos que el problema de la farmacontaminación no ha recibido la suficiente atención por parte de los profesionales sanitarios, que son en definitiva aquellos que prescriben, dispensan y administran medicamentos.
Se trata de un problema complejo, que engloba a múltiples agentes con intereses a menudo contrapuestos, de difícil abordaje y solución.